“13 de abril, hoy… DIA INTERNACIONAL DEL BESO”
“Erase una vez un 13 de abril de 2020 en el que por desgracia habían prohibido a los humanos besarse”… Si, si, podríamos empezar este articulo de de una forma tan bucólica pero a la vez tan triste, porque hoy celebramos el Día Internacional del Beso. Y qué mejor que en este precioso periodo de cuarentena, donde las relaciones humanas brillan por su ausencia, los nervios relativos al encierro están a flor de piel y la desesperación nos está llevando a algunos y algunas a hacernos micropana en la cara con las uñas. ¿Y por qué? (hablo por mi y creo que por la gran mayoría) sencillamente porque estamos hasta el mismísimo Covid-19. Y encima hoy, que además de esta efeméride y del jodido pero necesario confinamiento es mi cumpleaños para mas INRI, así que a tocarse la peineta. Pues eso, que esto me lo cuentan a mí hace unos cuantos años y soy capaz de decirte: tu estas flipando tio y deja ya de ver The Walking Dead. Pero bueno, más allá de pagar hoy mis frustraciones con vosotros y de francamente necesitar más que un buen beso, un gran morreo, os voy a contar porque hoy y en unas circunstancias tan penosas vamos a celebrar este precioso día (lo sé, soy diabólico).
Todo comienza en Tailandia en el año 2001, cuando una pareja de nativos de por aquellas tierras y con el fin de hacerse con el preciado premio de un concurso, deciden literalmente comerse las bocas durante 46 horas, 24 minutos y 9 segundos, lo que viene a ser una abducción en toda regla para celebrar el día de San Valentín pero…aquí no queda la cosa, hay más y peor. Y es que en el año 2013, la misma pareja acostumbrada ya a succionarse continuamente, rompió su propio récord al darse un beso, sin despegarse por un segundo, de 58 horas, 35 minutos y 58 segundos. Digno de wikipedia, sí señor.
La historia de esta efeméride (la del Día, no la de la pareja tailandesa que ellos siguen dale que te pego a lo suyo) como la de casi todas es bastante subjetiva. Hay muchas teorías relacionadas con el origen del beso. Hay quienes lo establecen directamente vinculado con la lactancia o con la necesidad hace millones de años de los homínidos, de tener que alimentar a sus crías a través de la boca. Pero no será hasta mucho después cuando encontremos vestigios de dicha práctica de intercambio de fluidos en grabados de los templos de la India.
Terapéuticamente, el beso representa un excelente ejercicio de movilización muscular y de apoyo a la quema de calorías. Fortalecimiento del sistema inmunológico y no debemos de olvidar los vínculos afectivos. Y es que este poder de afectividad entre los individuos y de acuerdo con ciertos estudios hacen que pueda compararse el beso a una droga natural ya que incrementa los niveles de exitocina, hormona responsable de aspectos neurológicos tan importantes como el enamoramiento, la afectividad y como no el placer. Y vaya, justamente de lo que hoy por hoy carecemos (que crueldad de artículo). Hay muchas teorías sobre las creencias y mitos culturales que hay en torno a esta maravillosa acción. Evidentemente y como en todo, existen defensores y detractores, pero más allá de divagar sobre la idoneidad o no del intercambio de fluidos entre personas, vamos a quedarnos con besos, muchos besos como este que os enseño y es quizás sea uno de los más famosos que existen.
Y mira tú por dónde, os la he puesto como trampa, porque justamente esta instantánea no se corresponde con la celebración que hoy 13 de abril que nos trae a este articulo. Sino mas bien al 6 de julio o Kissing Day, Día Internacional del Beso Robado y en el que se celebra el aniversario de este precioso gesto ocurrido en 1945 en pleno Times Square de New York, (hoy plató de The Walking Dead, jejeje), cuando un marine impecablemente vestido, tomó por sus brazos a una enfermera que pasaba por allí y la besó apasionadamente para celebrar el fin de la Segunda Guerra Mundial. ¿Romanticismo o acoso?. Dejemos esto hoy de lado y preparemos nuestras mandíbulas para el día que se termine el confinamiento, porque solo os voy a decir una cosa: Con lo necesitado que estoy de cariño, a quien se me acerque por la calle le aplico el “aquí te pillo, aquí te beso” y que me retraten lo que quieran. Pero como para besarse, solo hacen falta dos labios, voluntad y mucha mucha pasión, sirvan estas imágenes como ejemplos de tan gratificante acción y como no, el tráiler de una película, con el que es quizás sea el beso más bonito, inocente y dulce de la historia del cine. Os la recomiendo.