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“De generación Z, Ana Locking y mis orgasmos textiles”

Vivir un desfile de Ana Locking es irremediablemente sucumbir a un autentico “orgasmo textil”. Si, cierto, así como suena. Igual hace tiempo que soy víctima de carecer de tan placentero episodio sensorial (queda fino, ehhhhh), pero lo cierto es que cada vez que Ana González Rodríguez, una toledana del 70 como yo, (aunque aquí el menda de algo más al este geográfico), se sube a una pasarela, la lía parda. Quiero creer metafóricamente  hablando, que por esta afinidad de decenio, o qué carajo, porque ella todo lo que toca lo convierte en arte, Ana Locking se ha ganado por lo menos desde mi percepción personal, ser la aguja mas “in” del panorama actual de la moda española.

“Too Young To Die Old” ha sido la propuesta magistral de la firma para el próximo fall-winter 20. Con un mensaje muy claro: hay que estar vivo, la edad es lo de menos. Las propuestas textiles de esta diseñadora conectan a la perfección con la visión inconformista y rebelde de la generación Z. Ese grupo demográfico nacido después de 1995 y previo al de los millennials que han hecho de la cultura digital su propia forma de vida y de expresión. Y justamente esto es lo que Ana ha querido plasmar en una autentica orgía de prendas y de texturas que rozaban la divinidad del más puro British Style. He de reconocer mi mea culpa y casi flagelarme, cuando durante la visita que le hice a su backstage pocas horas antes del desfile, descubrí el fitting definitivo de aquel día y pensé: ¿coherencia?¿líneas de colección?… yo aquí no veo nada. Pobre de mí, ciego yo.

Pero por suerte para mí, estaba ahí esperando mi adorable Ana  a la que solté de lleno señalando con el dedo acusador: ¿y esto?. Para hábilmente descifrarme cuales iban a ser las claves de su desfile y vaya que si lo hizo. Una colección que habla de los movimientos juveniles, sobre esas generaciones que vienen pisando fuerte con nuevas formas de comunicarse y muchas ganas hacer cambios importantes en nuestra sociedad. Un estilo, una actitud y una generación que “se visten sin complejos y dejan de lados sus miedos Daniel” eran poco menos que las intenciones que la creativa quería plasmar en la pasarela.  Nada que ver como ya os dije, cuando  me topé de bruces con la colección antes de sucumbir a los encantos de la sonrisa de mi querida Ana. Lógicamente no salí muy convencido de que mi percepción fuera la real, o por lo menos la que ella me había explicado ya que conociendo a Ana y a su capacidad para sorprendernos en pasarela, estaba seguro que aquello podía prometer placentero y vaya que sí. Orgasmo textil puro y duro.

Con un estilismo impecable y una puesta en escena propia de cualquier otro escenario que no sea el de la MBFWM, Ana Locking nos hizo salir de fiesta con esta onírica Generación Z y sentir esa renovación de los códigos entre la masculinidad y la feminidad que tanta falta hacen. El clasicismo del tweed, customizado con jacquares y lúrex hacían comprender que Ana no inventaba nada nuevo pero sí que lo transforma hábilmente y con maestría. Ella adora la modernidad, y justamente eso no es siempre mirar hacia adelante, hay periodos y épocas en los que la modernidad venía de la mano de otros/as como Vivienne Westwood o el propio David Bowie, que no me cabe la menor duda, estaría encantado con vestirse con esta colección. Y justamente de estas influencias me quedo con los monos que recurrentemente enfatizaban varios outfits de la colección, la modernidad de sus prendas enguatadas, o el clasicismo de prendas “avolantadas” en una paleta cromática de metalizados,  que prácticamente “revientan” al público (todos orgasmizados).

Destacables son también las alusiones a la fiesta, al rave y a la fantasía con el techwear. Combinando el streetwear con la tecnología de tejidos y un regusto al clasicismo en ciertos patrones que solo Ana es capaz de transformar. Ya no solo una colección sublime, sino un autentico compendio de estilismo y puesta en escena  que no dejó indiferente a nadie. Y cuando digo a nadie también me refiero a mi querida Kristen Wicce, fotógrafa y artista de la cámara donde las haya, que sabe hacer en los backstage´s milagros visuales como los que hoy os enseñamos. Me arrodillo ante ti, amiga.   Podría estar horas y horas hablándoos de esta colección, es evidente que se trata de una de mis preferidas pero no solo por las prendas, la escenografía o la “actitud” ante la moda que tiene Ana. Además de todo esto, creo que es justamente un ejemplo de lo que echamos de menos en contadas ocasiones a los que solemos seguir fielmente los dictámenes de la creatividad en España. Ana Locking pertenece a ese grupo (esto es de mi cosecha personal), de los que piensan que la moda está más allá de unas cuantas tiendas del barrio de Salamanca, de un Zara o Mango de cualquier CC o de la convencionalidad de una pasarela (dícense también los María Ke Fisherman). Esta forma de hacer moda es la que marca la diferencia, la que alimenta los libros y la que tambalea las sociedades y muy muy… de vez en cuando, la que te hace sentir la placentera sensación de vivir en un “orgasmo textil”. Gracias Ana, love forever.

Fotógrafa : Kristen Wicce 

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