La resistencia invisible. Un freno de mano independiente. Una sensación que aqueja a toda ser humano en mayor o menor medida, pero siempre más de la cuenta. Un proceso cognitivo inconsciente vuelca sacos de arena sobre nuestra consciencia y la vida pesa más. Es independiente, tiene su propia voluntad y aparece sin que se la llame. No podemos evitar su entrada pero podemos combatirla ¿Cómo? Con nuestra consciencia.
Disertación sobre la vagancia
Se nos presenta una situación en la que debemos emplear energía para lograr un objetivo. Ya puede ser bajar a comprar el pan o simplemente pensar en algo. No importa cuán lejos hay que desplazarse o cuanto hay que pensar, la vagancia siempre sube al ring. Su motivación es variable.
Ejemplo:
Tenemos un objetivo: Aprobar. Queremos cumplirlo a toda costa y para ello debemos llevar a cabo ciertas acciones para las que debemos disponer cierta cantidad energía: Estudiar. Sabemos que es condición indispensable pues si no aplicamos nuestra energía en la acción de estudiar no obtendremos nuestro objetivo.
Cuestiones:
¿Porque no podemos simplemente realizar las acciones necesarias y conseguir nuestro objetivo?
¿Qué sentido tiene la existencia de un proceso cognitivo inconsciente que dificulte nuestra proactividad?
Tan solo sé que la vagancia parece ser selectiva y caprichosa y su criterio aleatorio. ¿Puede deberse este sin sentido a un desajuste biológico?
¿Quizá entre nuestra programación inconsciente y nuestros objetivos conscientes?
¡La evolución no instala procesos cognitivos en vano!
Es curioso, pero la vagancia no aparece en situaciones que comprometen la supervivencia. Aparece selectivamente en situaciones donde la supervivencia no está en juego. Ejemplo: No somos vagos para salir en busca de comida cuando hay hambre, pero si para salir a correr o a comprar el pan. En ningún caso somos vagos para levantarnos a medianoche a beber cuando la lengua parece esparto, pero sí para ir al súper mercado a comprar agua o simplemente levantar el culo para cerrar una triste puerta.
Teoría 1:
Un mecanismo cerebral inconsciente analiza nuestras intenciones comparando “necesidad vs coste energético”. Cuando el cerebro considera que el coste energético supera el grado de necesidad, entonces, libera a la Vagancia para que actúe y reconsideremos nuestra intención. El pepito grillo del lado oscuro. ¿Parece un buen invento no? Efectivamente. ¿Qué falla entonces?
Resulta que la referencia sobre la que nuestro cerebro mide la rentabilidad de cada acción es ni más ni menos que “la supervivencia” y, todo lo que no suponga un riesgo para ella será “carne de vagancia”. Un mecanismo inconsciente realmente útil para cualquier máquina se vuelve inútil para nosotros, seres conscientes con necesidades que van hasta el infinito y más allá de la supervivencia.
¿Están el consciente y el inconsciente solapando sus funciones? ¿O directamente son independientes el uno del otro? ¿Significa esto que una parte de nosotros evoluciona mucho más rápido que otras?
En definitiva, un sistema de ahorro de energía biológico anacrónico y ya obsoleto. Hoy, no precisamos ahorrar energía para asegurar nuestra supervivencia. ¿O sí?
¿Teoría 2?
Se aceptan propuestas…
