Las calles de Malá Strana se apagaban,
apenas alguna cara se vislumbraba.
Era de esperar que en pleno enero,
La gente a esas horas ya estuviese en sus casas
Preguntándose desde sus indiscretas ventanas,
Qué hacía un tipo como yo bajo aquella pintada.
A mí me encantaba devolverles la mirada,
Siempre fui de esas personas que apuesta por
los ojos antes que las palabras.
En cierto modo invitaban a imaginar a qué se dedicaban…
Supongamos que tras esas fachadas se
escondían más miedos que verdades.
Que tras las banderas que colgaban sus
balcones no habían más que dogmas de odio y desolación.
Que salía el sol antes en Guantánamo que en su propia habitación;
Y que tras las cortinas, Romeo le explicaba a Julieta
Que todo había sido solo un sinsentido,
Consentido,
Lleno de desilusión.
Pero supongamos que únicamente eran eso…
Suposiciones.
Yo mientras tanto, como en todos los sitios a donde voy,
Seguía en tránsito.
Contemplando cómo el tiempo se difuminaba y
Cómo aquella pintada sobre mí amenizaba la espera.
Praga.
“En Algún lugar, Historias sin Firmar”