
Cambia bañador por pantalón largo, chanclas por zapatos. Di adiós al moreno, vuelve el blanco nuclear del primo de Casper. ¿Te acuerdas del despertador? Pues ya está esperándote en la mesilla. ¡Ah! Y recuerda el sabor agrio del café de la máquina del trabajo porque los mojitos y los cubatas ya son otro cuento. Comer la ensalada de pasta en tupper en el trabajo en vez de la paella a la orilla de la playa.
Vuelven los atascos, el ir de pie en el metro y el agobio de la ciudad. El paisaje se inunda de edificios, contaminación, tiendas y coches. La fea acera de la calle no protagonizará tantas fotos como la arena de la playa.
Y tú mismo piensas: «Hasta el verano que viene», mientras guardas la maleta en lo alto del armario.
Qué dura es la vuelta al cole, eh.



