A qué os habéis quedado de trozo de turrón navideño (del duro), cuando habéis leído este titular. ¿Os imagináis?. Ni yo mismo salgo de mi asombro de como soy capaz de jugar con las palabras a la hora de crear expectación. Y es que cada día estoy más convencido. Yo debería de estar “generándole contenidos” a Mediaset o redactando interminables historias del corazón mitad verdad, mitad ficción para la revista Pronto. Pero por culpa de la Covid 19 (que es la nueva excusa oficial del 2020), sigo aquí, frente a frente con vosotros/as, intentando darle un poco de vidilla a la moda que nos llega para estas navidades y como no, alimentando la parrilla de esta casa (la de Kluid claro, no la mía ni la del Señor) hasta que me requieran en otros lares. Así que mientras tanto al tema que te quema… ¡¡¡.Y es que me lo quitan de las manos, oiga¡¡¡. Un cuento de Navidad con el Rey Emérito, Mariah Carey y el dichoso pijama.
Mariah Carey, El Rey Emérito y la historia de un pijama
Pues sí, puestos a repartir amor por parte de nuestro antiguo Monarca (ahora de viaje unos días). No sería nada descabellado que la diva, o como dice mi querida wikipedia: “la cantante, compositora, productora musical, actriz y filántropa estadounidense” y el ahora “padre en apuros” pudieran haber tenido sus mas y sus menos. Y más si hubiera existido por medio la historia de un pijama. Pero siento deciros que no va a ser así. En esta ocasión, no vamos a entrar en el detalle de la crónica rosa, o en los gorgoritos del “ave cantora suprema” según el Libro Guinness de los récords, o como antes os decía, de las cacerías en alcobas ajenas. Vamos a hablar simplemente de los tópicos de esta Navidad.
Y es que desde hace ya muchos muchos años, la prodigiosa diva de Huntington, New York, nos viene deleitando a golpe de “All I Want For Christmas Is You” y por derecho propio, su lugar en una estampa navideña anual. Y que se repite ya 26 años. Por lo que muy a mi pesar y aunque a veces hubiese querido nacer en otro siglo para no tener que aguantarla, es sin duda uno de los tópicos navideños más relevantes. A mí con esta mujer me pasa como con la otra gran divina del celuloide americano, Sharon Stone. Si si, esa que una vez cruzó las piernas, le tocó la lotería y ahora (que yo sepa) después de una dilatada y oscarizada carrera se ha centrado en promocionar gafas de bajo costo en un Tchin Tchin. Ósea, que nos quedan divas para rato.
Pero más allá de acuchillar el talento de ambas y con todos mis respetos, vamos a hablar del segundo tópico: los gatitos que te mandan por whatsapp´s y que cantan maullando el “Jingle Bells”. Pues no aunque os gustaría. En estas fechas tan señaladas la gran exclusiva no es que El Almendro vuelva a casa por Navidad. Es que el Emérito ha intentado hacer el amago de regresar para festejar en familia unas fiestas que lo llenan de orgullo y satisfacción. Pero parece que la cosa se ha puesto fea y a este paso le cambian la cerradura de la Zarzuela. Y es que ya se sabe, que tanto discurso navideño y tanto apelar a que no se podían aceptar las conductas “irregulares” al final, al Magno Abuelo todo esto le está pasado factura. Estaremos expectantes ante su llegada, si no es trineo, por lo menos si en camello.
Llevamos dos y… a estas alturas del pestiño con el que os deleito solo de vez en cuando os preguntaréis: ¿Dónde está aquí la moda? o ¿y el tercero de los tópicos navideños?. Pues si en él, la prenda por antonomasia de estas fechas, el regalo perfecto, o el mito textil que gracias a la Covid 19 se ha convertido no en tendencia, sino en un autentico objeto de culto. EL PIJAMA. Y es que no concebimos unas navidades sin requerir la presencia del regalo más recurrente. Me encanta esa maravillosa frase de: “voy a regalarte algo práctico” y alaaaaaa ¡¡¡. Este año otra vez toca pijama. Pero más allá de criticar y esparcir todo mi rencor hacia la Navidad o recurrir a la indiferencia, os voy a introducir en la historia de esta prenda para terminar comprendiendo el porqué se ha convertido en un imprescindible de nuestras vidas.
Y es que el origen de esta prenda se remonta al siglo XV. Con anterioridad a esa fecha, hombres y mujeres solían dormir desnudos. Posteriormente, se fue adaptando hasta llegar al siglo XVIII y sobre todo al XIX donde la holgura de un amplio pantalón de origen persa llamado “pijama” dio nombre a lo que conocemos actualmente. Pero claro, si la breve historia de esta prenda la término aquí para no incordiaros más, ahora comienza la segunda parte: Y es que como en todo en la vida. “Hay pijamas con clase, y clases de pijamas”. Y hasta aquí puedo leer.
Cierto es, que el gran protagonista de los regalos navideños, en esta ocasión adquiere más relevancia ya que de unos meses para acá se ha convertido en nuestro más fiel acompañante diario. Es más, le hemos tomado tanto cariño que aquella mítica frase de… que ganas tengo de llegar a mi casa y ponerme el pijama, hoy por hoy toma más sentido que nunca. Pero claro, por salud y por higiene el tema no consiste en: ponerse el pijama – acostarse – levantarse – hacer teletrabajo – freír boquerones – dormirse la siesta – hacer bricolaje casero – ver la tele – y por fin volver acostarse… y así un día tras otro. Mas bien, debemos de observarlo como el artífice de una nueva forma de entender la moda, de adaptar nuestro armario a la comodidad y a la practicidad y en definitiva, de ser por derecho el autentico protagonista de las navidades.
Sé que os encanta leerme pero todo llega su fin y para dar por finalizado este articulo, había pensado tirar de hemeroteca y deleitaros con un discurso navideño de SM el Emérito, o bien con un video de Mariah Carey y sus desastrosos playback´s desde Times Square. O sin ir más lejos, con un anuncio de Tchin Tchin Aflelou para que aprendáis lo que es una buena producción publicitaria, pero no. Como estamos en una época de paz, amor y armonía, justamente así me quiero despedir de vosotros. Con un tutorial de cómo HACER TU PROPIO PIJAMA DE UNICORNIO, jejejej. Felices fiestas.
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