Ser feminista es una responsabilidad de todos
Ana Djordjevic es escultora, nómada, con una inquietud artística y un talento extraordinario.
Nacida en ’79 en Belgrado, fue testigo de varias guerras durante sus estudios en Bellas Artes, y siempre ha sentido la necesidad de descubrir el desconocido y buscar un espacio más tranquilo, multicultural y creativo. Empezó por Madrid, donde terminó la carrera, una beca la llevo a Valencia; el amor la trajo a Barcelona; pero fue en Berlín donde ha empezado a trabajar con el metal y algún tiempo después fue hasta Los Angeles en busca del sueño americano.

Nos comenta que trabajar con el metal es también explorar un territorio masculino; donde hasta el momento ha conseguido sentirse como una igual. Su concepto de igualdad se basa en apreciar el valor de las personas por lo que son, independientemente de cualquier atributo secundario (como el género, la etnia, la edad…).
Ana recuerda que aún hay una sorpresa general cuando alguien entra en un taller de metal o carpintería y se encuentra con una mujer de estatura mediana, manejando una radial como si fuera un secador de pelo, soldando o volteando una pieza de 30Kg, siendo totalmente autosuficiente. Le encanta romper barreras que son inexistentes, y por eso vive su vida sin dejar que percepciones de otros influyan en sus decisiones. Sabe lo que quiere, lo que vale y no tiene inseguridades debido a su género.
Sin embargo, reconoce que aún hay un largo camino para conseguir la igualdad laboral. Ana ha trabajado en diferentes talleres y siempre ha tenido que pasar por un período de observación y aprobación masculina. Nada justo, pero real. Actualmente tiene un taller en Barcelona, una nave compartida con 5 mujeres y 25 hombres; y nos comenta que solo puede decir cosas positivas; colaboran mutuamente, comparten proyectos e sobre todo hay mucho respecto entre todos y admiración por su trabajo. Defiende la idea de que no se debe caer en rol de la mujer delicada; ser femenina y fuerte no es una contradicción; además porque trabaja en un taller rodeada de hombres, le parece importante que la vean a diario como una persona que no necesita más ayuda que cualquier otra.

Ana considera que su filosofía de vida es propia del feminismo: hace lo que quiere y no deja que nadie intente menospreciarle o limitar sus posibilidades por el hecho de haber nacido mujer.
Nos comenta que parte de ser feminista también reside en educar y apoyar a los demás para que hagan lo mismo, no sólo como elección personal, sino plural; estar pendiente de nuestro entorno y derrumbar las percepciones de inferioridad que nos han intentando inculcar desde pequeñas. El feminismo es también una responsabilidad.
Para Ana se resume en una cuestión de justicia; hacerse valer y detectar la ignorancia o la falta de respeto, cuando la hay. Actuar con conciencia y no mirar hacia otro lado. Las cosas sólo cambiarán si todos velamos por la igualdad.

Este Jueves 8 de Marzo, Ana cree que hay que hacer una llamada colectiva en busca de los propios deseos, sin auto-imponerse frenos absurdos. Sin dejar que nadie nos los imponga, ni a nosotras, ni a otras mujeres de nuestro alrededor. Quiere también animar a los hombres a sumarse a la causa; el feminismo no es ningún ataque contra el género masculino, todo lo contrario. Ana Djordjevic no tiene dudas de que nuestra sociedad será mucho más interesante cuando ambos sexos estén al mismo nivel.
Destaca como una de sus referencias, a Virginie Despentes, escritora francesa, conocida por sus protagonistas ocuparen posiciones tradicionalmente reservadas a los hombres. En diferentes artes sobresale: Karlota Laspalas en la moda; Maria Arnal y Lena Willikens en la música y Flavita Banana en la ilustración